Notch defiende a jugadores: “Si no eres dueño, piratear no es robo”

Era un día como cualquier otro en la comunidad gamer… hasta que Markus Persson, mejor conocido como Notch, creador de Minecraft, dejó un mensaje en X (antes Twitter) que hizo temblar a la industria:
“Si comprar un juego no es igual a ser su dueño, entonces piratearlo no es un robo”.
Lo que parecía una provocación, en realidad era una crítica directa a las prácticas empresariales que, según él, están erosionando los derechos de los jugadores.
Este movimiento nació de la frustración de miles de jugadores tras el cierre de servidores de The Crew de Ubisoft. A pesar de ser un título jugable en solitario, quedó inutilizable al desaparecer el soporte online.
Stop Killing Games exige que las compañías:
- Ofrezcan modos offline permanentes.
- Permitan servidores privados cuando cierren los oficiales.
- Respeten la propiedad digital de quienes han comprado un juego.
A pesar de ser una causa pro-consumidor, Stop Killing Games recibió críticas de desarrolladoras y de figuras como Pirate Software, que argumentan que las empresas tienen derecho a controlar el acceso a su propiedad intelectual.
Fue en ese contexto cuando Notch intervino, no para defender la piratería per se, sino para cuestionar un modelo de negocio que vende productos sin garantizar el acceso indefinido.
La reflexión de Notch plantea un dilema ético:
- Si un juego comprado deja de funcionar por decisión de la compañía, ¿realmente lo poseías?
- ¿Puede justificarse la piratería como una forma de preservar el acceso?
Este debate no es nuevo. Desde el auge de los DRM y las licencias digitales, los jugadores han visto cómo la “compra” de un título es en realidad un acceso temporal condicionado.
Miguel, un fanático de los juegos de carreras, invirtió más de 500 horas en The Crew. Un día, intentó iniciar sesión y recibió un mensaje frío: “Servidor no disponible”.Ese momento le hizo comprender que su inversión estaba en manos de la compañía, no suyas.
Casos como el de Miguel se repiten con MMO, shooters y hasta juegos narrativos que dependen de validaciones online.
Para Notch, el problema no es la piratería, sino una industria que provoca que los jugadores consideren piratear como única forma de preservar lo que compraron.
Si la tendencia continúa, los expertos prevén que:
- Más jugadores se sumen a movimientos como Stop Killing Games.
- La presión mediática fuerce a implementar modos offline obligatorios.
- La comunidad recurra cada vez más a emuladores y preservación no oficial.
La frase de Notch ha puesto sobre la mesa una verdad incómoda: la propiedad digital, tal como está planteada hoy, es frágil. Y mientras no se respete el derecho de los jugadores a acceder a lo que compran, la piratería seguirá siendo vista por algunos como un acto de justicia digital.
El futuro dependerá de si la industria decide escuchar… o seguir arriesgándose a perder la confianza de su audiencia más fiel.
La Verdad Yucatán